Ser oposición

Mi amigo Edgardo Palladini publicó hoy una nota en Clarín donde, palabras más o menos, y a través de un informe de una consultora radical afirma que no somos oposición en la Legislatura porteña, sino que únicamente lo somos a través de los medios de comunicación. Ser oposición, a juzgar por lo que pude leer, es directamente proporcional a la cantidad de proyectos que se presentan día tras día.

Y no. Les tengo malas noticias, no es así.

Nuestro rol como oposición es el de fiscalizar con rigurosidad, colaborar para tener una administración más eficiente y marcar los límites en las cuestiones neurálgicas. Por ejemplo, en la absurda creación de agencias, a la que rechazamos con vehemencia. O elincremento del ABL, que es inexplicable.

Pero así como nos negamos a esas cosas y denunciamos otras tantas -irregularidades graves en elministerio de Salud, subejecución en áreas centrales del Gobierno, nombramientos polémicos, etcétera-, no podemos dejar de votar herramientas que Macri pide como decisivas para la gobernabilidad, o incluso algunas con las que estamos de acuerdo, por caso los fondos para infraestructura escolar.

En síntesis: mientras la vieja política hace oposición fofa a nivel nacional, aliada con la Sociedad Rural y la izquierda más prehistórica, nosotros gritamos menos, y en voz baja estudiamos, analizamos y proponemos, aprobamos, rechazamos o, como en la mayoría de los casos, buscamos un consenso para que los vecinos vean el beneficio.

En los recintos de los países desarrollados la eficiencia y la oposición no se miden cuantitavamente. De hecho, en el Parlamento en Alemania, por ejemplo, hay sólo, 20 o 30 proyectos que son los únicos que se debaten durante el transcurso de un año. Al igual que el bloque Frente para la Victoria, lo importante no es la cantidad sino la calidad de lo que se sanciona.

Nosotros podríamos ser la Alianza de Carrió y presentar diez declaraciones por día que no le transformarían la realidad a nadie, pero elegimos ser cautos, estudiosos y, sobre todo, serios. Para eso nos votaron, ¿no?