Alex Freyre es Presidente del Archivo de la Memoria de la Diversidad Sexual, una organización que se dedica a documentar testimonios e información sobre la detención y tortura de personas gays durante la última dictadura. Está vinculada a MILES, la organización kirchnerista de Luis D’Elía. En los últimos días se volvió foco de atención pública por sus desastrosas declaraciones sobre la repartición de medicamentos para personas portadoras de HIV. Según Freyre, como le expresó a Aníbal Pachano, en caso de que Sergio Massa o Mauricio Macri ganen las elecciones nacionales el año que viene, los enfermos de sida tendrán que resignarse a no recibir las medicaciones necesarias… y por lo tanto, se van a morir.
El razonamiento de Freyre es tan retorcido y tirado de los pelos como se puede esperar del kirchnerismo hoy: básicamente Massa y Macri van a pagarle a los fondos buitres, cosa que vaciaría presupuestariamente a la Argentina, lo cual tendría como resultado que se corten los medicamentos. Bastó con que Leandro Cahn, director de Comunicación y Desarrollo Institucional saliera a aportar una serie de datos sencillos que tiran abajo la descabellada hipótesis de Freyre. Entre ellos, como pieza de información más contundente, que ni siquiera durante la crisis de 2001 ocurrió algo semejante.
Esto no fue solamente una exagerada y escabrosa declaración. Freyre no estaba simplemente aventurando una hipótesis alocada, estaba haciendo un trabajo de apriete político. El otro día en su Twitter publicó “En 2016 morirá Anibal Pachano, en las peores condiciones, él lo decreta. Otra muerte más para la estadística del Sida.”
Pachano es un massista declarado. Este tuit, como otros que siguen la misma línea, tiene muchas características comunes del modo patotero en que los kirchneristas intentan asfixiar al pensamiento disidente. Soberbio, dueño de una verdad inventada, falaz y sobretodo agresivo. Exponer una condición de la vida íntima como es el HIV, invocar a la muerte y sentenciar al otro por su pensamiento político es de las cosas más bajas que hayamos visto hacer en mucho tiempo a un promotor del oficialismo.
Tan así fue que el propio Anibal Fernández tuvo que desautorizar sus declaraciones. “El retroviral -dijo Aníbal- va a venir al país con cualquier gobierno. Nadie es tan tarado como para pensar una cosa semejante”.
No es esa la explicación. No es una cuestión de taradez, es una cuestión de decencia. El kirchnerismo quiere imponer la idea de que son los dueños de la decencia, de los tratos humanitarios, de hacer las cosas que están bien. Por eso cuando se le espeta a Freyre sobre las muchísimas fallas en el sistema actual de repartición de medicamentos responde que eso es responsabilidad de los centros de salud. ¿Quién administra los centros de salud? ¿El massismo? ¿Macri?
Hay que cortarla con el tremendismo y empezar a tomar en serio las problemáticas que acechan a la Argentina. Por mucho que le moleste al Gobierno y a sus promotores, el recambio de autoridades no va a hacer que se extingan la vida, el amor y la decencia en el país. No son ellos o la muerte. Semejante idea sólo puede ocurrírsele a un bárbaro, a un patotero. Usar los derechos individuales para patotear al que piensa distinto es tristísimo. Con una serie de tuits, Freyre tergiversa aquello por lo que dice luchar.
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